viernes, febrero 07, 2003

Morir de préstamo



Me uno a las causas de De la Sierra y colaboro con su viaje a la profundidad del eufemismo, sin rodeos voy al asunto, todos hemos oído (desgraciadamente de las personas que más estimamos) lo siguiente: "luego te lo devuelvo", por lo general y tambien por desgracia se refieren a un libro, en otros casos de un disco, pero hoy me dedicare solo a los libros.
Ese "luego te lo devuelvo" se convierte mínimo en 3 años y medio, eso cuando nos va bien, uno termina haciendo la visita inoportuna a la casa del susodicho con la intención de recuperar lo nuestro; lo cual es infructuoso y deprimente, el luego te lo devuelvo se ha transformado en "todavía no lo leo" (yo tampoco hijo de tu madre), o "lo estoy leyendo otra vez", (que bueno), no falta el que diga "dejame nada mas sacarle unas cosas" ¿qué cosas?, ¿de qué se trata?.
Sale uno de esa casa con un disco del que ni nos acordábamos haber prestado y con una revista uruguaya: "te la compre el otro día pero no había tenido chanza de llevártela", la revista es de 1991.
Yo hago estas visitas cada año, sólo para comprobar que mis libros estén ahí, pues peor que todas esas frases sólo hay una: "ahí esta en la casa" ¿en la casa de quien? Por que lo más probable es que si, efectivamente este en una casa pero no precisamente del tipo al que le prestamos el o los libros.

Sin embargo las respuestas femeninas requieren de un sitio aparte; No hay nada peor que prestarle un libro a una mujer, bueno regalárselo, pero en lo referente al préstamo la cantidad de cosas que pueden suceder es infinita; una es que lo regresen porque después de un mes les ha estorbado a sus monos de peluche; o porque simplemente alguien les prestó un libro mejor, aquí con ojos de mínimo interés hacia el libro y el dueño dicen: si me gusto pero sabes que no lo terminé.
Hasta ahí todo va bien, lo terrible viene cuando no lo regresan, ya en el extremo de nuestra paciencia lo pedimos de regreso, y aquí viene un vía crucis similar a tramitar un crédito de infonavit:
-¿Cuál libro? Estas loco, sueñas.- Si claro que uno sueña pero con tenerla colgada de una viga.
La peor respuesta es: ve a mi casa y te lo doy. Cuando uno se ha rebajado tanto como para pedirle a una mujer que le regrese un libro no se puede llegar mas lejos, esto incluye el ir a su casa, pero los hay ingenuos que intentamos recuperar un libro de este modo, se ve tan fácil, sencillo y sobre todo rápido que uno va por el mentado libro y que sucede, sorpresa:
-y tu que, que milagro, ¿no me digas que vienes por tu libro?
(silencio total)
-pásale, orita te lo doy
uno pasa a la sala, no se sienta porque uno supone que las mujeres entienden que un hombre de pie es símbolo de prisa
-¿tienes prisa?- Siéntate
-Tengo prisa, no gracias
-ándale siéntate, quieres una soda, déjame ver si mi hermano tiene cervezas
-tengo prisa
-ándale tómate una cerveza mientras lo busco, es que el sábado me puse a acomodar mis cosas
Ese "mis cosas" significa que no tiene ni la más mínima idea de donde está tu miserable libro.
Aceptas la cerveza y miras que ella se sienta con toda tranquilidad
-¿qué cuentas?
Aquí entra cualquier frase: me cambie de trabajo o acabo de comprar un pescado de colores, diga uno lo que diga la conversación inicia
-yo también (pescado y trabajo) el anterior no me gustaba (pescado y trabajo)
ya me tenia harta(el trabajo) y un día se me murió (el pescado)
al agotar estos dos vastos temas viene el mas nefasto:
-todavía sales con ... X (hasta me sentí ruso con lo de la X)
si dices que no
-que bueno, era una pesada-
si dices que sí
-que bueno, hacen bonita pareja-
Aquí recomiendo decir que no, aunque no sea cierto, es mejor escuchar como hablan mal de la persona con la que uno convive a pasar a temas más escabrosos (pues si uno dice que si, lo que sigue nos pone a pensar cuanto cuesta la nueva edición del diccionario de poética y retórica, y si no seria mejor ir al cajero automático y comprarlo por cuarta vez
-órale, cuantos llevan juntos, 4 años, cuando se casan, ya es tiempo no, yo digo que si (hay que notar que esto es un monologo) de seguro en este trabajo ya te pagan mejor y ya pueden enganchar una casita y comprarse un carrito(cuando empiezan los diminutivos ya valió madre) mi hermana se caso hace un mes, no te invite porque no sabia si estabas aquí, estuvo muy bonita la boda...-
-oye el libro
-ah como friegas, no quieres otra cerveza, o qué ¿no me digas que nada mas a eso viniste?-
Venia a ahorcarte pero ya se me había olvidado, piensa uno.
-y tu carro, todavía traes el mismo-
-Sí-
aquí viene un curso básico de mecánica que es lo único que me sorprende de la susodicha
-Eureka, que bueno que me acorde, sabes que tengo que llevar el carro al mecánico-
-tan tarde-
-es un amigo, lo llevo a su casa-
-¿cómo se llama? ¿lo conozco? ¿desde cuando tienes amigos mecánicos?
Desde que le voy al cruz azul te dan ganas de decirle, el problema es que ella si ve fútbol, no dices nada
-háblale, dile que mañana se lo llevas, o si quieres yo te le reviso, qué dices, qué tiene, ¿es el alternador?-
madre santa
-es algo de la transmisión-
-te va a salir muy caro-
-es compa, dame el libro, no quiero llegar muy noche con él, se lo tengo que dejar-
-yo te llevo-
-¿cómo crees? dame el libro y ya-
-ah como das lata, déjame ir por él-
regresa con un diccionario webster 1972
-¿este es?-
-si, gracias, ¿te sirvió?-
-no, me dijeron que era muy viejo me compre uno nuevo-
-adiós y gracias-
Salgo patinando el carro rumbo al cajero automático.

Morir de préstamo II



Ah que bello es ver un librero ajeno, lleno de libros, tomar uno de ellos y decir yo tengo este en la misma edición
-es tuyo guey, me lo prestó el chanclos.-
-El Chanclos, y ese guey quién es.-
-Un bato que toca la batería con Los Sobacos peludos-
-y que hacia este chanclos con mi libro-
-se lo prestó su novia-
-la conozco?-
-Paloma, creo que se llama y creo que no la conoces, llévatelo, esta chido-
-hombre gracias.-
De ahí sale uno pensando como diablos llego ese libro a las manos de la tal paloma, no hay que buscar mucho, basta recordar al depositario original e ir a visitar a ese hijo de la chingada
-que onda cabrón que milagro-
-oye necesito mi libro de Cioran-
-para que?-
Para que, para leerlo imbécil
-se lo voy a prestar a alguien-
-¿una chava?-
-qué te importa, ¿lo tienes?-
-uh que preguntita, pues quien crees que soy, pásale ¿quieres una cerveza?-
se toma uno la cerveza mientras el tipo busca el libro
-sabes que se lo presté a J, vamos por él-
No se porque uno hace estas cosas, ya tiene uno el libro en las manos, pero ahí vamos
Llegamos a la casa de J, nada fuera de lo normal
Un tipo en short, los pelos todos parados, unas pantuflas de peluche con garras de animalito
-qué onda-
-vengo por el libro de cioran de este guey-
-uta, para eso me despertaron, es bien temprano-
son las 4:30 de la tarde
-pásenle, quieren una cerveza-
la misma escena y la misma frase
-se lo presté a F-
En resumen visitamos a mas de 6 personas, a eso de las 10 de la noche ya estamos borrachos, vamos a un antro donde tocan Los sobacos peludos, nos sentamos con dos chavas, la ya mencionada paloma y W, quien fue la que le prestó el libro a paloma quien a su vez se lo prestó al Chanclos, termina la tocada y antes de nos agarremos a madrazos alguien dice mientras me señala con el dedo
-Mira chanclos este guey fue el que me robó tu libro de cioran
Fin de la historia.

Solucion al problema



Uno debe ser ágil, tener la mente despierta y haciendo un juego de manos que sorprenda tanto a los amigos y como a los enemigos decir, (tan rápido como se pueda, incluso antes de escuchar la frase "luego te lo devuelvo")
-Luego te lo presto hijo de tu tal por cual-.

El problema del problema



Por lo general, a menos que sea uno enfermo mental, avaro, egoísta, y miserable o en pocas palabras como el gran Cesar Silva, uno presta libros. Es tanto el amor que le tiene uno a esas madres que deben compartirse, así he perdido muchos libros, pero así también han vuelto, el jovencísimo Eleazar fue a Chicago, Canadá y Los Angeles y se llevó con el mi antiquísima edición de Crimen y Castigo, Eleazar ha vuelto y con el mi libro, aparte de otros que encontró y que me regaló con toda tranquilidad, debo confesar que yo no le he regresado algunos que dejo a mi cuidado, pero aquí están. Total, que un buen libromano presta libros, algunos vuelven y algunos (la mayoría) no. Salvo los detectives salvajes, no he prestado un libro que no haya leído, sobra decir que lo hago por el alto riesgo de que el libro en cuestión jamás regrese.

La nueva narrativa mexicana



Para empezar, ¿quiénes son? las respuestas que me han dado sólo me han provocado otra pregunta: Esos ya eran, ¿qué no? Esa lista que me han dado solo me han provocado lágrimas y risas, risas por los nombres: Enrique Serna, Daniel Sada, David Toscana, Crosthwaite, Villoro, Volpi, Soler Frost, incluso ha habido el ingenuo que pone juntos a Sergio Pitol y a Christopher Domínguez Michael, y por ultimo a Fadanelli, de este ultimo lo primero que leí fue El día que la vea la voy a matar, después de leerlo duré como 9 años con la idea de que el día que lo viera lo iba a matar a él, hasta que lo conocí, le prometí que solo lo iba a golpear, tal vez por eso llegó y se fue de prisa el día que lo vi en el Bar las Hormigas.
Las lágrimas creo que es obvio que las causa: novísimos narradores mexicanos festejan sus 40 años.
Me preocupa el poco espacio que ocupan los jóvenes en la literatura mexicana, el tramite de la fama y la consagración no es largo, pero está lleno de obstáculos, de aquí a que un joven narrador tenga la proyección de estos señores habrán pasado nuevamente 20 años, los suficientes para hacerse viejo y olvidar que su trabajo se desarrollo entre el vértigo y el abismo de nuevas tecnologías, alternativas y medios, los jóvenes narradores tendrán que sobrevivir 20 años para descubrir que en México sólo se es joven si se escribe como en el siglo XVIII (Sada) y poquito mejor que un marrano* (Fadanelli).
*En el supuesto caso de que los marranos escriban como dice Fadanelli que lo hacen.

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