jueves, diciembre 11, 2003

Quedarse ciego

tomado de La novela del señor Rinaldi

Fumo más que comer, estos días los he pasado frente a la ventana con los ojos atados al cristal, buscando algo, un acto, un gesto que de entre toda la gente provoque en mi una historia, aunque fuera el principio solamente, mi cabeza parece haberse vaciado o satisfecho. Nada viene ni sale de mi mente, es como si apenas me hubiera despertado.
Estoy cansado creo que he escrito mil veces lo mismo, pero el deseo esta ahí, mi mano de manera autónoma me arrastra hasta la hoja en blanco, acepta lo que sea con tal de escribir, escribir simplemente, eso es lo que quiere, lo que queremos, pero no creo que sea conveniente seguir el impulso, siempre al terminar pienso que no valió la pena y que en ese tiempo pudo haber ocurrido algo afuera.
Estos dias, me han envejecido mas que otros, me he abandonado en mi casa, estoy en un refugio imperfecto, si desapareciera de pronto, se que este sería el primer lugar donde pensarían encontrarme.
Esta vida que no he vivido pero que he escrito, sentado aquí, en el viejo escritorio de no se quien pero que está conmigo, como un muelle del que salen mis barcos, algunos parten hacia la basura, directamente, sin excusas, otros, peor aún, terminan atados en los puertos de mis archivos y de ahí nunca parten hacia otro lugar.
Toda esa gente que veo alla abajo, ¿Tendrá idea de mi existencia? ¿Imaginará que soy escritor y que busco un motivo en ellos? En la muchacha que se despide de sus amigos con un gesto auténticamente ninfular. Ese hombre que arrastra los pies, o aquellos novios. ¿Me habrán visto alguna vez? y de ser asi. ¿Les habre provocado algo, lastima al menos? Entonces me pregunto, para qué hablar, pensar o escribir, nadie imagina mi existencia, nadie supone que los observo, que desde aquí, entre lagrimas me doy cuenta de que en cierto sentido me estoy quedando ciego.

No hay comentarios.: