Sobre la marcha
Tengo confianza que con la marcha del domingo 27 en que las autoridades se den cuenta que la sociedad tiene capacidad de organizarse para realizar verdaderos actos de presion, basta oír lo mal que cantamos los mexicanos para entender que no nada mas carecemos de justicia sino de clases de canto y tal vez un himno nacional mas movido.
Por todos lados dicen que el himno nacional mexicano es el segundo más bello del mundo, no me quiero imaginar como suena el décimo. Pero en fin, que si el himno nacional sirve como medio de presión a las autoridades hay que cantarlo hasta dormidos, si en mi casa se aparecen tan sólo diez gentes cantando nuestro querido himno yo les firmo lo que quieran, es mas hasta barro mi banqueta.
Contra los celulares
De los diez puntos que piden los organizadores de la marcha me llama la atención el de los celulares, creo que piden que se bloqueen o se rastreen las llamadas celulares hechas desde un penal o cereso.
Me sorprende porque demuestra que tan corrompido está todo el sistema penitenciario, yo acepto que un delicuente tenga en su celda una video, peliculas pornos, visitas conyugales sin su conyuge, pizzas, carne asada, un gimnasio, su nintendo o playstation, un dvd, tele a color de 24 pulgadas, buffete, es mas hasta drogas, cheves y cigarros, ¿pero un celular? A quien se le ocurre darle un celular a un procesado por secuestro, claro que todo encarcelado tiene derecho a realizar llamadas a sus familias, ¿pero alguien se ha puesto a pensar a que se dedican los familiares de un secuestrador? Les apuesto un seis de coronas a que no viven de vender menudo los domingos.
El asunto es fácil de resolver y por supuesto más económico que rastrear llamadas, simplemente se le prohibe el uso de celulares a los reos, y con mas ganas a los secuestradores. faltaba mas.
Contra los celuares II
El rastreo de las llamadas es un asunto delicado en México, curiosamente los diputados y senadores se oponen terminantemente a que las llamadas puedan ser investigadas, curioso por que serían los primeros en perder algunos beneficios, pues los ciudadanos podriamos exigir que se rastreen sus llamadas para saber a quién le hablan tanto, pues como todos saben un diputado o senador no andan comprando tarjetas amigo kit, tienen cuenta abierta y adivinen quien la paga, usted y yo.
El mexicano comun y corriente no creo que tenga miedo a que sus llamadas sean rastreadas, que cosas dicen uno cuando habla por celular:
-a que horas llegas guey-
-ya yoy guey-
-traete unos chicharrones no-
creo que ahi no pasa, que de terrible tiene eso, nada.
En cambió las llamadas de un senador ha de ser digna de ser escuchada por todos:
-ingeniero ramirez ya se hizo-
-¿qué cosa? ¿lo del cemento?-
-asi es-
-perfecto-
-¿nos vemos donde quedamos?-
-Claro que si, gracias senador, sabía que su partido no nos iba a fallar- ¿¿¿????
Y luego qué
Ayer vimos la marcha como buenos mexicanos: tirados en la cama y comiendo tacos de barbacoa, ver tanta gente no me emocionó ni tantito, la marcha blanca tiene un no se que de tristeza, como han dicho la mayoría: los motivos de la marcha no dan lugar a celebración alguna.
Escuchar a los politicos decir que que bueno que la gente se organize, y que a ver si ahora si las autoridades toman cartas en el asunto es una muestra de cinismo que no tiene perdón, se les olvida que dichas autoridades son personas que pertenecen a SUS partidos, que fueron elegidos a base del engaño y aprovechándose de esa enfermedad titpicamente mexicana: esperanza en que las cosas cambien.
Espero que la marcha mejore que la impartición de justicia en este país, no me interesa si estuvo muy bonita o muy emotiva, lo que me importa es que ese reclamo sea atendido por primera pero no por única vez.
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