Los que bebemos en El Recreo
Traemos una prisa inexacta, un apuro impreciso, al menos yo, porque a la hora en que yo me subo al carro recreativo siempre es de paso, no puedo estar mucho tiempo, si algo me gusta de El Recreo es que ya estando ahi no hay necesidad de salir, eso sucede siempre y ya se llegue temprano, ya noche, uno va de paso pero con prisa, y el asunto es ir de paso lentamente como se va en la vida, en la vida que uno quiere, no en la que uno tiene, porque ahi, en el tiempo detenido de El Recreo, en esa burbuja de calma y camaderia siempre seras bienvenido mientras llegues de buen talante, quieres platicar platicas, quieres quedarte solo, nadie te molesta, por eso estoy aqui, porque no hay necesidad de explicar nuestras intenciones, los cantineros, el buen Don Tony, saben que pie nos duele al momento en que cruzamos esa puerta casi santa, es un buen sitio para estar y un buen sitio para despedirte de la tarde tibia, la noche fria, de los tragos buenamente bebidos, solo, acompañado o más solo que nunca, El Recreo es un buen sitio, puede uno salir dispuesto y enfrentarse a la calle totalmente ebrio o quedarse a esperar que la furia siga sucediendo en ese cruce de Madero y 16, pero cruzar esas puertas con la infamia en la boca, la verguenza en el aliento, eso si que no es de caballeros, a lo mucho se entra crudo, pero se sale contento, feliz, invencible.
Salud!!! Vivan, escriban y beban.
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