miércoles, mayo 10, 2006

De cómo los depresivos se divierten



Aun no entiendo porqué no podemos reirnos de los depresivos, porque en vez de sentir lástima y compadecernos no arrojamos desde nuestras bocas una carcajada sincera. Qué es lo que nos detiene? no digo que nos burlemos, al contrario, creo que debemos esforzarnos en comprender la broma que nos estan jugando y reirnos tranquilamente, sin miedo a lastimarlos o a ofenderlos.
Creo que esta incompetencia ante ese chiste tan elaborado es lo que hace que ellos sigan insistiendo en su tristeza, de ahí, y sólo de ahí puede venir esa obsesión en la derrota, en la baja autoestima, mientras no podamos reirnos de ellos, seguirán esfozandose en hacernos reir.
El placer de la depresión estriba en hacerle creer a los demás que uno es infeliz, la broma está en el engaño de actuar como si el otro tambien debiera estar triste, no es una simple cuestión de contagio, se trata de la infección absoluta, el depresivo sólo será feliz si los demás tambien se ponen tristes o piensan que no deberían mostrarse tan felices frente a uno, si los demas permanecen con esa felicidad que les facilita existir, el depresivo no sólo seguirá triste, sino más triste de lo que estaba.
A los depresivos nos alienta ver que cada día más personas se unen a nuestro sentimiento, porqué, por la razón de que no es un sentimiento facil de transmitir, como transmites un mensaje sin utilizar palabras, el lograrlo nos causa una leve, levisima alegría, una sonrisa agria pero al fin sonrisa, estamos triunfando sobre un mundo que se desvive por ser feliz, que insiste en darle su mejor cara al mundo, aun y cuando este mundo sólo se ha dedicado a restregarle el trasero en esa, su mejor cara.
Los maniacodepresivos son nuestros mesias, nuestros grandes profetas, los que se causan daño fisico no tienen muchos seguidores, pero nunca han dejado de ser admirados, vivimos tranquilamente abiertos al dolor, todo nos duele, literal o figurado seguimos creyendo que nacimos sin piel, y tambien sin fuerza, sin nada, nos duele la felicidad de los otros, y nos duele su tristeza, tenemos una disposición casi ridicula a sufrir las 24 horas del día.
Sin embargo es tiempo de hacer una separación pertinente, alguien que se deprime con lo que sucede a su alrededor, es sin duda alguna un depresivo de segunda mano, el que se deprime con él mismo, es peor que el primero, al único depresivo que se debe tomar en serio, es aquel al que ni el mundo, ni el mismo son la causa de su depresión, ahí es donde el entregarse a la profunda tortura del alma adquiere la categoría de arte, puede ser un hombre que felizmente acude a su trabajo, que se enfrenta al mundo con cierta dignidad, es decir, el que se atreve a salir de su cama, que se enfrenta a la calle con el arma blanda de los buenos dias en la boca, la armadura del gracias a usted, el hombre que se mantiene cuerdo a pesar de que el vacío ha dejado de ocuparse de él.
Ese es el depresivo mayor, el que más se divierte, el que engaña a todos haciéndoles creer y caer en su misero abismo, ahí es donde reside todo el sentido, el gran chiste, ahí, tan cerca esta la broma que nadie entiende, el depresivo que habla hace bromas de mal gusto: buenos dias… pedazo de cadaver, mirame, estoy dando de brincos en el abismo y aun asi vengo a comprarte un periódico y una docena de huevos, eh, que digo bajan en el colectivo y me despido con gracias cuando lo que realmente quería hacer era bajarme de este falso cielo, y te respondo bien y todavia digo gracias cuando me preguntas qué como estoy. Me río de ti que me crees que estoy muy bien y todos mis asuntos tambien, que me rio de ti que me respondes igual, porque se que tambien me estás mintiendo, pero yo estoy deprimido y jamás vas a darte cuenta, porque crees en todo lo que te dicen los demás, y más en lo que te digo yo porque nos conocemos desee hace años.
Y eso, que sigas creyendo en mi, ya pensandolo bien, me pone triste, muy triste, me deprime, maldito seas. Ahora entiendo porque este día no debi levantarme de mi cama.

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