Cuando el humor se va
Tengo tiempo que no me rio de nada, o que nada me hace reir, la mayoría dirá que los días no estan para eso, ni para reirse, ni para no reirse de algo, qué es eso de andar buscando motivos menos ahora que Calderón se perfila como candidato del pan, y aqui en Juárez nos tuvimos que chutar dos informes gubernamentales, y uno municipal; pero ya en serio, hace tiempo que ninguna situación me parece graciosa, la chacota se está extinguiendo y yo nomás nada, que sigo con la cara seria.
Por supuesto que me he reido estos dias, pero son chistes privados, de escritores, esos que no le hacen gracia a nadie, y los chistes de oficina, los del trabajo, esos que hacen llorar a todos (y luego yo tengo dos) pues nada, que la sonrisa no aparece, al contrario, lo que aparecen son las dolencias, esas reumas que nos avisan que el otoño se acerca sin ganas de robarle ni un sólo día al invierno.
Ya me reiré al rato, lo que pasa es que no tengo tiempo de hacerlo a gusto. Espero diciembre, por primera vez con sospechoso entusiasmo.
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