Y volver volver
Hay una cuestión de la que hice bromas en la soledad de mi cabeza que ya es tiempo de compartirlas; de no hacerlo corro el riesgo de que la tripa de la risa me explote mientras cruzo el Puente y de que me he reído tanto; de la ¿controversial? reacción de Jorge López Lando ante la asignación de Silvaman como coordinador de un taller literario en el CERESO de Juárez.
Para empezar hay que aclarar por qué no se le designó a él ese puesto: porque no se le merece, el hecho de que Lopez Lando tenga un sentido del humor que hace llorar a las hienas no le hace merecedor de chutarse un insufrible taller literario tras las rejas con tipos a los que la herrería y la carpintería nomas no.
Lo otro, es que Silvaman sí se lo merece, tipos de su calaña son los que andan por las calles mientras personas inocentes cumplen condenas en la cárcel, asi que esa designación es mas un castigo que un premio, todos los de la mafia consideramos que ya era necesario darle un escarmiento y que hacerlo pasar 6 horas de un sábado en el botiquin lo harían reflexionar y harían de él una mejor persona, parece imposible pero nada perdíamos con probar. Por desgracia se nos atravezó el operativo de Cereso Blanco perdimos la oportunidad de redimir a esta pobre oveja descarriada; lejos quedó el deseo de hacer de Silvaman un hombre comprensivo, respetuoso y tolerante, ni modo, el destino se opone y el Silvamán seguirá siendo el gañan que es.
II
Y afin de cuentas, para qué quiere uno un taller; la mayoría de los escritores tienen una visión bastante romántica sobre lo que debe ser un taller, en el fondo cada uno guarda la cruel intención de hacer escuela, de tener un séquito de seguidores incondicionales; y la verdad, lo más que se logra es tener a la mano a alguien que vaya por las cervezas, cuando vi que en mi taller jamás llegaría alguien que aparte de ir las pagará me di cuenta que era hora de cerrarlo, no había logrado progreso alguno.
Ya hablando en serio (si cómo no) tener un taller es una friega, aun y sea pagado, significa desprenderse de algunas valiosas horas e invertirlas en el ejercio inútil de la literatura, ver el trabajo de otros y sugerirle mejoras y lecturas (si no hace las mejoras es muy su rollo, pero si hace las lecturas ya vamos de gane) el problema es que el formato se agota, la critica se vuelve repetitiva y el taller se cierra porque ya dio todo lo que tenía dar; asi que se acaba el asunto y a otra cosa mariposa.
Claro que los talleres dejan satisfacciones, por ejemplo cuando se van todos y uno tira tranquilamente sus textos a la basura y se bebe una de las cervezas que alcanzó a esconder en el refri
Y claro que el taller en el CERESO ofrece muchas ventajas:
1.- Que los integrantes nunca van a llegar a tu casa a la hora que les dé su gana ( a menos que se hayan fugado para preguntarte si es cierto que Villaurrutia era joto)
2.- Tambien da la bella seguridad de que jamas vas a topartelos en una cantina el único dia que tienes chanza de salir (a menos de que se hayan fugado para preguntarte si es cierto que Elías Nandino era joto)
3.- Nunca, nunca de los nunca van a hablarte por telefono a la hora de comer para preguntarte si es cierto que Neruda y Paz se agarraron a chingazos
4.-Y cuando termine el taller, jamás iran a tu casa con la intención de que les corrijas un libro sin pies ni cabeza, (a menos que se hayan fugado para hacerte dos preguntas, una si es cierto que monsivais es joto, y dos, cómo se le hace para publicar un libro)
Y por último un anuncio
Presentación del cuadernillo
Malos Habitos
cinco escritores jovenes
Viernes 23 de septiembre
10:00 de la noche
Café La Fragua
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Chequen el blog de Claudia Alejandri, la nueva turista temporal de esta ciudad tan fea
www.laisladecristal.blogspot.com
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