martes, marzo 23, 2004

Entre lo banal y lo superfluo


Me aburrí del blog, me cansé de escribir, durante un año me dediqué a un libro al que no le veo la mas mínima esperanza de ver publicado, terminé agotado y aburrido, descansé un mes y nada ha sucedido (nada tenía que suceder) si mi presencia no provoca nada, mucho menos mi ausencia.
Regreso como siempre, la lengua afilada por ambos lados, he leído otros blogs, sigo leyendo los de siempre y veo que el asunto se está agotando y que el experimento se intente lo que se intente seguirá dando el mismo resultado.
Al menos eso pensaba, pero me he dado cuenta que esta sucediendo algo peor, la banalidad como ejercicio, la demostración de una vida sin chiste me parece la peor realidad que puede ofrecer un blog y se está volviendo común.
Uno llega aquí porque supone que hay otras personas (de hecho las hay) que hacen de cada día de su vida una experiencia extraordinaria, personas que se enfrentan a las ironías de la vida con una sonrisa amarga pero al fin sonrisa, personas que sufren, que gozan pero que no se conforman con ver pasar los días uno tras otro apilando el tedio y la nausea. Y mejor aún, se esfuerzan por transcribir esas vivencias con humor, profundidad y sobre todo claridad.
Desgraciadamente este tipo de personas no abundan. Lo que existe es el tipo que se queja de todo (aqui me incluyo), que se le ponchó una llanta, se le rompio el lapiz o se le quemó un huevo (de gallina) en el sartén. Que si la línea en el puente estaba muy larga a cierta hora (como si no lo supiera, él no yo). Personas MUY ocupadas montando la obra “cats” con un grupo de pulgas amaestreadas, escribiendo su tesis y ayudándole a su abuela a preparar un mole de siete chiles en un mismo día. Qué es eso?
Otras gentes que se comprarón el último celular o un tostador de pan como si ese acto nos interesara, hacen de eso su mayor y última experiencia. Digo, uno tambien se compra sus cosas, caprichos culinarios, libros y hasta zapatos pero salvo que la adquisición como relato sea atractiva, decir “me acabo de comprar unos calzones azules, porque ustedes no estan para saberlo, ni yo para contarlo, pero siempre quise unos..." pues como que no queda en un blog.
No me interesa la vida de otros en cuanto no me resulte didáctico, la experiencia de otros siempre es útil aunque nos esforzemos en aprender las cosas con nuestro propio pellejo.
Las personas que usan el blog para quejarse de su propia vida me parecen las más infames de todas, para resolver esos asuntos hay dos cosas muy sencillas: matarse o tomar cartas en el asunto, pero escribir todos los días “la encajosa de mi hermana se puso los calzones azules que compré la otra vez”, “a mi mama siempre se le queman los frijoles” o “mis hermanos se acaban el agua caliente en la mañana” no creo que sean asuntos que se mejoren transcribiéndolos en un blog.
De los escritores no digo nada, salvo de aquellos que creen que a mí me interesa saber donde andan leyendo sus porquerías, no se si lo hacen por presumir o por miedo a que si los matan uno sepa mas o menos donde lo enterraron, a lo mejor piensan que nadie va a ir a verlos (por cierto muy probable) pero en vez de resultar interesante se ve ridiculo que alguien me invite a escucharlo leer en Rusia o en Paraguay, o qué, acaso hay vuelos gratis hasta allá sólo por que ese(a) imbécil(a) va a leer en aquellos rumbos, chale.
Otras gentes escriben que el fin de semana se la pasaron muy bien con sus amigos, es obvio no, malo fuera que uno se la pasara de la chingada con sus amigos.
Ya por último , no puedo evitar hablar de los que escriben de política (eso creen) y se la pasan echando pinches, putas y chingadas madres como si pronunciar esas palabras e insultar a las autoridades fuera una valiosa aportación para solucionar la problematica del pais. La queja es un ejercicio común, no se aporta nada pero al menos se nos bajo el coraje, pero escribanlo en sus casas, eso era un ejercicio que recomendaba Cioran, uno odia a alguien y le escribe una carta llena de insultos, se termina hasta sintiendo lástima del pobre cabrón; pero no se publica, esa carta jamás se manda a su destinatario, se tira a la basura y se respira tranquilamente.
Total que ya me cansé. Hagan de sus vidas algo mejor, empezando por considerarla algo privado, algo único y especial para cada uno de ustedes, ya no me jodan los blogs. Si van hablar de sus vidas al menos haganlo bien, si su vida es aburrida es culpa de ustedes, eso lo dijo Rilke y no yo,
No quiero establecer reglas en esto, pues no las hay, pero me resulta triste que el tiempo que invierte la gente en escribir un blog insipido bien pudiera usarlo para darle lata a su mamá. Adiós.
Y si estoy bien amargado y qué.
Bola de desabridos.

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