El regreso con calma

En un hotel frente al mar comprendí lo pretencioso que es sentarse a leer un libro frente al mar, lo entendí por fin, la primera vez que fui conciente de que jamás he sido capaz de semejante cobardía, lo he hecho en el sanitario de una habitación con vista al mar, si el baño tuviera vista al mar, no habría necesidad de lecturas sanitarias, total, que me di cuenta de un acto innecesario y de lo más imbécil: ir al mar para ponerse a leer un libro. Lo mejor, aunque ha resultado peor es irse al mar a escribir un libro, en pocas palabras, que al mar la literatura ni le va ni le viene, el mar existe y lo hará hasta que múeramos, y los que nacemos lejos de él, siempre tendremos en el corazón un hueco que sólo puede llenarse con el naufragio que nos causa la visión del mar. Acto que tambien al ( ) mar no le interesa

El viaje a Cozumel es grato porque no dura nada, porque los hombres de tierra y cal en el transcurso nunca dejamos ver posibilidades de salvación, estamos cerca de nuestro mundo, jamás perdemos las luces, ni las orillas oscuras de la arena que podemos corromper, ya en la isla, el asunto es festivo, aunque los cazaturistas insisten que lo mas bello de Cozumel es el fondo del mar, uno se aferra a que lo mejor del mundo esta en tierra: la música, la comida, la cervezas y sobretodo las personas que viajan contigo.

El mundo es ancho y ajeno dijo alguien que supongo jamás ha manejado de noche por la libre de Valladolid a Cancún, los pueblos resultan tan gratos que a cada 20 minutos uno está buscando donde quedarse a dormir sin necesidad de voltear el carro para que lo inviten amablemente a echarse un sueñito en la humilde casa de usted.

Estando ahí, en Tulum, uno descubre qué parte de este país le pertenece a los comerciantes, y cual parte a los bárbaros del norte, que de tanto no ver nada, nos encanta ver cualquier cosa pero no comprar nada, creo que por eso norte y sur nunca nos hemos llevado bien.

Otro día le sigo, con más calma, ya regresé, así que aguas!!!!